Extraño el estadio Universitario
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Extraño el estadio Universitario


Hace años que dejé Venezuela. Una de las primeras metas que me propuse fue no dejar que todo lo que diariamente ocurre en Venezuela me afectara, o al menos, no tanto. El objetivo de comenzar una nueva vida es que la anterior no sea un obstáculo.

Evitas ver las noticias venezolanas, revisar Twitter, no lees los periódicos o escuchas radio. Tratas de crea una burbuja alrededor tuyo. Intentas concentrarte en las noticias de tu nuevo país, hacer nuevos amigos, actuar como si nada hubiera pasado, y por momentos lo logras. Por momentos, logras ser una persona normal hasta que lees noticias como la muerte de José Castillo y Luis Valbuena.

La primera reacción es sorpresa, es una noticia que no esperas. Dos atletas en sus treintas no deberían morir. Luego te horrorizas, esta noticia te recuerda tu propia mortalidad, cualquiera puede morir en un accidente de tránsito. Pero lees la noticia con detalle, no fue un accidente cualquiera (al menos, no en otros países), fue provocado para robar, revisas las declaraciones del presidente de la Federación Venezolana de Béisbol y te frustras.

Vuelves a leer la noticia, ahora de otro medio. Te acuerdas la cantidad de veces que cantaste “El Hacha,” son muchas, cada vez que Castillo iba a batear. La cantaste en el estadio, en la casa, en algún bar viendo el juego, incluso estaba allí, en el estadio Universitario, cuando los Leones del Caracas perdieron la final y el público le arrojaba hacas de plástico al campo. Tu mente vuela y tratas de recordar la última vez que fuiste al estadio, ¿Sabías que esa sería la última vez? No, probablemente no ¿Ganó el Caracas? No te acuerdas. Pero con seguridad Castillo jugó esa noche.

Tu mente sigue jugando con los recuerdos y piensas en los amigos con los que ibas al estadio. No sólo no has ido a ver ningún juego con ellos, no los has visto en años, ellos viven demasiado lejos. También te acuerdas de tu familia. Tus abuelos, quienes eran grandes fanáticos de la pelota, ya se fueron. Los extrañas, te sientes culpable porque no estuviste con ellos cuando se fueron.

Las ideas siguen vagando, muchas veces viajaste por las carreteras venezolanas. Siempre ibas asustada por lo mal que conducían los autobuseros, por los accidentes, pero sobre todo porque en 1996 una cantante de Los Melódicos murió a causa de un accidente provocado para robarla.

Te das cuenta de que Venezuela lleva más de veinte años con los mismos problemas y peores. Y ya la tristeza te alcanzó por completo de nuevo. No importa cuanto intentaste evadirla, está allí. Porque ser venezolano significa convivir con una tristeza y una añoranza que te persiguen a donde vayas.

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