Cientos de poemas de dolor y una revolución desesperada: Luis Guillermo
Todo terminó.
No, no terminó.
Irónicamente nuestra vida siguió,
nada cambió.
El hampa de nuestras muertes
otra vez se adueñó.
Luis Guillermo participó en un plantón
y no volvió.
Resbaló huyendo del uniformado.
Resbaló y se aprovecharon
de dispararle por la espalda.
A traición.
Luis, tu historia resume un país.
Viviste dos meses
con un agujero en la cabeza.
Te fuiste el trece de agosto.
Te fuiste digno.
Luchaste hasta el final.
Todo terminó.
No, todo continuó
con tu muerte Luis,
con la Constituyente,
con ciento cincuenta y siete
venezolanos menos.
Nada cambió.
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